Sinopsis
Una estudiante de instituto, Yumi Nakamura (Kou Shibasaki) está tomando algo con un grupo de amigos. Mientras algo su compañera, Yoko, recibe una llamada a su móvil con un extraño tono que no había oído antes. En la pantalla aparece "Llamada perdida". Cuando lee el mensaje, no sólo parece venir de su propio móvil, sino que también contiene un terrible grito que suena exactamente igual que la voz de Yoko. Además, para mayor desconcierto suyo curiosamente la llamada tiene fecha de tres días después.
Critica
Takashi Miike es uno de los directores orientales que más he visto, que menos entiendo y que entre mas películas veo más me atrapa. Esta película es sin duda en cuanto a la historia una de las más débiles de su filmografía, sin embargo el estilo impecable y su sello en el film lo hacen destacar de muchas películas asiáticas del momento. La historia repite algunos de los “temas” repetitivos en el cine nipón, esta ocasión es de nuevo la tecnología la que toma fuerza como conductora de una maldición que se relaciona con dos pequeñas niñas. Miike es uno de los directores que mejor saben manejar la cámara para crear atmósferas de desolación y asfixia. El terror más psicológico, más lento (como agónico) y las escenas clímax, además (como ya lo mencione) el sello de Takashii (Los fetos, las púas, la mano marcando un numero yaciendo cercenada del cuerpo) y el final que seguramente (Como a mi me ocurrió) los dejara con muchas dudas, un terror constante y una sensación que difícilmente se puede igualar. La música, la fotografía, el maquillaje y las actuaciones me parecieron muy acertados.
Lo bueno
La escena del hospital, realmente es una de las secuencias que mas me han asustado en toda mi vida.
Lo malo
Me pareció sobrada toda la secuencia de la televisión, creo que se desaprovecho en la trama lo que pudo pasar después y honestamente se siente de relleno y de poca trascendencia en la historia
Conclusión
Una excelente muestra de técnica y atmósferas, una buena elección de terror, una historia pisada e intentada por varios, pero bajo la mano de un maestro (incomprendido, incluso por mi), que siempre rayara en lo violento y lo extraño.
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