miércoles, 16 de julio de 2008

Historia del cine de terror (Parte I)


Texto sacado de Wikipedia y adaptado para The Horror Blog.

El cine de terror nació junto con el mismo cine: los Hermanos Lumière grabaron en 1895 la cinta "L'arrivée d'un train" (La llegada de un tren). En esta película, como su nombre indica, únicamente se mostraba la llegada de un tren; sólo que, dado que el cine era un invento desconocido para la mayoría de los espectadores, éstos creían que el tren se iba a salir literalmente de la pantalla para arrollarlos; los primeros espectadores de la cinta gritaban y escapaban de la sala aterrorizados.


Pero la primera película deliberada de terror fue realizada en 1902 por Wallace MacCutcheon: se trató de una versión del mito de Frankenstein. En esta época del cine mudo aparecieron otras películas que aun hoy ponen los pelos de punta, como El Golem (Paul Wegener, 1915), El jorobado de Notre-Dame (Wallace Worsley, 1923) o El fantasma de la ópera (Rupert Julian, 1925).

El siglo XX conoció, pues, desde muy pronto excelentes cultivadores del miedo. Quizá el director más importante de esta primera época sea el alemán F. W. Murnau (1889-1931), responsable de la lóbrega y expresionista Nosferatu (1922), película basada en el Drácula de Bram Stoker. (Dentro del cine expresionista, véase también Fritz Lang —El testamento del doctor Mabuse, M, el vampiro de Düsseldorf— y El gabinete del doctor Caligari.) El famoso vampiro transilvano ha conocido decenas de versiones a lo largo del siglo XX. Son destacables la neogótica (basada en Murnau: como en la película de éste, los dientes largos del vampiro no son los colmillos, sino los incisivos) Nosferatu, a cargo del alemán Werner Herzog (1979), y la espectacular puesta en escena del norteamericano Francis Ford Coppola en los años noventa.

En los años 30 dominó el cine de monstruos. Se produjeron obras maestras -según gran parte de la crítica, nunca superadas- del género como Frankenstein (de James Whale, 1931), La parada de los monstruos (de Tod Browning, 1932) y la muy alabada King-Kong (de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, 1933).
Obtuvieron asimismo un éxito espectacular el director Rouben Mamoulian con Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de 1931, y Michael Curtiz con Los crímenes del museo de cera, de 1933.

La productora Universal se adentró en los años 40 con El hombre lobo (1941), la película más influyente sobre el tema. En esta década, Universal produjo también secuelas de Frankenstein, además de otras películas de monstruos, como La mujer pantera, de Jacques Tourneur (1942), Yo anduve con un zombie (Tourneur, 1943) y The Body Snatcher (Robert Wise, 1945), esta última basada en el relato de Robert Louis Stevenson Ladrones de cadáveres.

Años 50 y 60

Si se habla de cine de terror, no se puede pasar por alto a la productora británica Hammer (ver Hammer Productions), que a lo largo de los años 50, 60 y 70 desencadenó una avalancha de películas del género, algunas de gran calidad, como La maldición de Frankenstein (1957), Drácula (1958) y La Momia (1959). Su director estrella fue el inglés Terence Fisher.

También debe recordarse al norteamericano Roger Corman (n. 1926), director de serie B (películas de bajo presupuesto) especializado en la adaptación, quizá en exceso libre y colorista, de relatos de Edgar Allan Poe: House of Usher ('La caída de la casa Usher', 1960), The Pit and the Pendulum ('El pozo y el péndulo', 1961), Premature Burial ('El entierro prematuro', 1962), Tales of Terror ('Cuentos de terror', 1962) The Raven ('El cuervo', 1963), The Masque of the Red Death ('La máscara de la Muerte Roja', 1964) The Tomb of Ligeia ('La tumba de Ligeia', 1964), entre otras. Todos estos filmes, salvo Premature burial, fueron protagonizados por el actor especialista Vincent Price (1911-1993).

Otros actores legendarios del género: Béla Lugosi (1882-1956), Boris Karloff (1887–1969), Lon Chaney Jr. (1906–1973), Peter Cushing (1913–1994) y Christopher Lee (1922), éste aún en activo.

El actor español Paul Naschy (Jacinto Molina Álvarez, n. 1934, Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes de 2001) es considerado internacionalmente gran especialista, habiendo participado, ya sea como actor, director o guionista, en decenas de títulos. Otros autores europeos muy valorados del género: el español Jess Franco y los italianos Mario Bava y Dario Argento, entre otros.

Alfred Hitchcock, considerado un maestro del cine de suspense, es autor de por lo menos dos cumbres del terror moderno: la película de terror psicológico Psicosis (1960) y la de terror naturalista Los pájaros (1962).

Años 70 y 80

A principios de los años setenta encontramos dos ejemplos muy notables: El exorcista (William Friedkin, 1973), considerada por muchos críticos la película más terrorífica de la historia del cine, y la técnicamente magistral Tiburón (1975), de Steven Spielberg. Una nueva veta explotada por el terror en esta década fue la de los poderes paranormales. El gran precedente en dicho terreno fue el filme Carrie (1976), basado en la novela del mismo título de Stephen King; la película fue dirigida por Brian De Palma, quien posteriormente incursionó en el terror psicológico con Vestida para matar (1980).

La mixtura de terror y ciencia ficción transitada en literatura por Lovecraft, reaparece con la excelente Alien (1979), de Ridley Scott, que narra la terrorífica lucha contra un monstruo extraterrestre indestructible a bordo de un carguero espacial. El filme dio origen a varias secuelas de calidad irregular.

Los años 80 estuvieron acaparados por los seriales de "terror adolescente", cintas sin grandes pretensiones artísticas aunque sí económicas, dirigidos a un público muy determinado. Esta modalidad sigue abarrotando salas en nuestros días. En 1980, se estrenaría Friday the 13th (en España y países hispanohablantes traducido como Viernes 13), de Sean S. Cunningham, arranque de una saga de películas en las que el gestor terrorífico es un salvaje asesino que actúa en la oscuridad. De 1984 es la primera entrega de Pesadilla en Elm Street, firmada por otro especialista, Wes Craven. La precursora de la modalidad había sido Halloween (1978), de John Carpenter, director igualmente muy proclive al género.

La serie Creepshow, de Stephen King y George A. Romero, pertenece también a esta época. Otros filmes interesantes: La cosa (1982), de John Carpenter; Re-animator (1985), de Stuart Gordon; Hellraiser (1987), de Clive Barker. El canadiense David Cronenberg acertó nuevamente de lleno con La mosca (1986, remake de una gran cinta de los años 50), y con Inseparables (1988). Visualmente muy poderosa, la película de zombis Terroríficamente muertos (1987), de Sam Raimi. Cerraría esta década una de las mejores adaptaciones sobre la obra del novelista Stephen King: El cementerio viviente, de Mary Lambert (1989).

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